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domingo, 10 de febrero de 2008

De Auténticos y Mutantes


Hola a todos!
Quería compartir con ustedes este texto que tal vez sea algo extenso pero que vale la pena. Lo tomé de un libro que estoy leyendo:

LAS VOCES DEL DESIERTO (Marlo Morgan)
Un viaje a pie por el desierto australiano en compañía de una tribu de aborígenes (los Auténticos) cuyas leyes de convivencia nada tienen en común con las nuestras (los Mutantes).


Nací con las manos vacías,
Moriré con las manos vacías.
He visto la vida en su máxima expresión,
Con las manos vacías.
(Marlo Morgan)


-¿Comprendes cuánto tiempo implica “para siempre”?
-Sí, lo comprendo.
-¿Estás segura?
-Sí, estoy segura.
-Entonces podemos decirte algo más.
Todos los humanos son espíritus que sólo están de paso en este mundo.
Todos los espíritus son seres que existen para siempre.
Todos los encuentros con otras personas son experiencias y todas las experiencias son relaciones para siempre.
Los Auténticos cierran el círculo de cada experiencia.
No dejamos cabos sueltos como los Mutantes.
Si te alejas con malos sentimientos en el corazón hacia otra persona y ese círculo no se cierra, se repetirá más adelante.
No lo sufrirás una sola vez sino una y otra hasta que aprendas.
Es bueno observar, aprender y almacenar la experiencia para ser más sabios. Es bueno dar las gracias, dejarlo bendecido, como vosotros decís, y alejarse luego en paz.

Aquella noche hablamos largo y tendido sobre la relación entre el cuerpo físico, la parte eterna de nuestra existencia y un nuevo aspecto que no habíamos tocado antes: el papel de los sentimientos y las emociones en la salud y el bienestar.
Ellos creen que sólo las emociones tienen una verdadera importancia; se quedan grabadas en cada célula del cuerpo, en el núcleo de personalidad, en la mente y en el ser eterno.
Así como ciertas religiones hablan de la necesidad de alimentar al hambriento y dar agua al sediento, aquella tribu decía que el alimento y el líquido que se dan y la persona que los recibe no son esenciales.
Lo que cuenta es el sentimiento que se experimenta cuando se entrega uno con sinceridad y afecto.
Dar agua a una planta o a un animal moribundos, o dar ánimos a una persona, proporciona tanta sabiduría sobre la vida y nuestro Creador como dar de beber a una persona sedienta.
Cada uno de nosotros abandona este plano de la existencia con una tarjeta de puntuación, por así decirlo, en la que se refleja momento a momento el modo en que se han dirigido las porpias emociones.
Son los sentimientos invisibles e incorpóreo que llenan nuestra parte eterna los que marcan la diferencia entre los buenos y los menos buenos.
La acción es tan sólo un canal mediante el que se permite expresar y experimentar el sentimiento, la intención.
Para devolver el hueso a su sitio, los dos médicos nativos habían enviado pensamientos de perfección al cuerpo.
Cabeza y corazón habían desempeñado un papel tan importante como el de las manos.
El paciente estaba abierto y receptivo al bienestar y creía en un estado de restablecimiento total e inmediato.
Empecé entonces a preguntarme hasta qué punto en EEUU el sufrimiento, debido a enfermedad y experimentado por el paciente, se debía a una predeterminación emocional, no a nivel consciente, por supuesto, sino a cierto nivel del subconsciente.
Qué ocurriría en EEUU si los médicos pusieran tanta fe en la capacidad curativa del cuerpo humano como la que tienen en las drogas?
Cada vez valoraba más la importancia del vínculo entre médico y paciente.
Si el médico no cree que la persona se va a recuperar, esa misma incredulidad puede dar al traste con su trabajo.
Aprendí hace mucho tiempo que cuando un médico le dice a un paciente que no tiene cura, lo que en realidad quiere decir es que no tienen información para curarlo.
No significa que no exista cura.
Si cualquier otra persona ha superado alguna vez esa misma enfermedad, es evidente que el cuerpo humano tiener la capacidad para curarla.
En mis largas conversaciones descubrí una nueva e increíble perspectiva sobre la salud y la enfermedad.
“Curar no tiene absolutamente nada que ver con el tiempo”, me dijeron.
“Tanto la salud como la enfermedad se producen en un instante”.
Según yo interpretaba estas palabras, el cuerpo es un conjunto, bueno y saludable a nivel celular pero de repente se produce el primer desarreglo o anomalía en una parte de una célula.
Pueden pasar meses o años antes de que se identifiquen los síntomas o se establezca el diagnóstico.
Y la curación es el proceso inverso.
Uno está enfermo y su salud va decayendo; según la sociedad en la que viva, recibirá un tipo u otro de tratamiento.
En un momento el cuerpo detiene su declive e inicia la primera etapa de su recuperación.
La tribu de los Auténticos cree que no somos víctimas al azar de una mala salud sino que nuestro cuerpo es el único medio que tiene nuestro nivel superior de conciencia para comunicarse con nuestra conciencia personal.
Con su declive, el cuerpo nos da la oportunidad de mirar en derredor y analizar las heridas que son realmente importantes y que hemos de reparar: las relaciones en crisis, las brechas abiertas en nuestro sistema de valores, los tumores amurallados del miedo, la fe erosionada en nuestro creador, las emociones insensibilizadas que impiden el perdón, y tantas otras cosas.
Yo pensé en los médicos norteamericanos que trabajan ahora con las imágenes mentales positivas para tratar a los enfermos de cáncer.
En su mayoría no son bien vistos por el resto de sus colegas.
Lo que intentan explorar es demasiado “nuevo”.
Ante mí tenía el ejemplo de los seres humanos más antiguos de la Tierra, que usaban técnicas transmitidas de generación en generación y que me habían demostrado su valor.
Sin embargo nosotros, la llamada sociedad civilizada, no queremos utilizar la transmisión de pensamientos positivos porque tememos que sea tan sólo una moda y convenimos prudentemente en que sería mejor esperar un tiempo y ver cómo funciona bajo ciertas condiciones.
Cuando un Mutante en estado crítico ha recibido ya todos los tratamientos que le puede ofrecer la medicina y está al borde de la muerte, el médico le dice a la familia que ha hecho cuanto estaba a su alcance.
Es cierto, cuántas veces habré oído el comentario: “Lo siento, no podemos hacer nada más. Ahora está en manos de Dios”.
Es curioso que nos suene a cosa del pasado.
No creo que los Auténticos sean superhombres por el modo en que tratan accidentes y enfermedades.
Ceo sinceramente que todo lo que ellos hacen tiene una explicación científica.
El hecho es que nosotros construimos máquinas para que realicen ciertas técnicas y los Auténticos son la prueba de que pueden llevarse a cabo sin aparatos eléctricos.
La humanidad explora a la aventura y con gran esfuerzo, pero en el continente australiano se aplican las más refinadas técnicas médicas a unos miles de kilómetros tan sólo de las antiguas prácticas que han salvado vidas desde tiempos inmemoriales.

Tal vez un día se unirán y se completará el círculo del conocimiento.
¡Qué día para una celebración mundial!

Espero les haya gustado.
Baci per tutti, Steki.

Y ahora, como siempre, compartiré un tema para disfrutar.
MADREDEUS - O Pastor

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