Hola a todos! Como ya les había dicho oportunamente, continuaré con la profundización de los Prinicipios del ReiKi.
Hoy hablaremos del 2º principio: SÓLO POR HOY NO TE IRRITES.
Este principio y sus repercusiones están estrechamente vinculados con el primero. La irritación es un estado de desarmonía que proviene de diferentes fuentes, pero principalmente de sentimientos de cólera o de ira, que a su vez son generados porque queremos controlar y dominar todas las situaciones en que sucesivamente nos vemos inmersos, de forma que cuando vemos la posibilidad de que se nos escape la dirección de los acontecimientos experimentamos bronca, rabia, odio, ira, cólera. Todo esto nos produce un estado de alejamiento de nuestro Yo Superior y de la Conciencia Universal del Amor Divino.
Cuando nos sintamos furiosos o irritados por algo, recordemos esto, analicemos el motivo que nos irrita, contemplemos qué pequeño es y la intrascendencia que tiene ante tantas situaciones y personas buenas, nobles y bellas que nos rodean. Pensemos que esta furia nos cierra y no nos permite expresar el amor de forma incondicional, separándonos de nosotros mismos, de Dios, de los hermanos, de la creación.
Una vez más tengamos presente que muchas causas convergen hacia un determinado efecto. Las muchas causas no las podremos nunca conocer en su totalidad pero el efecto, lo que nos
está pasando, podemos, con las mediaciones que venimos mencionando, comprenderlo como un escalón para nuestra evolución y la de quienes nos rodean. No culpemos a los demás ni busquemos los motivos de nuestra ira en causas externas a nosotros, ni pretendamos indagarlo todo.
Recordemos que lo que pensamos y sentimos respecto de los demás es un reflejo de nosotros mismos. Asumamos entonces por nuestra cuenta la responsabilidad y el control de nuestra propia vida en la medida de lo humanamente posible, desechando la omnipotencia e interiorizando la idea de que, las complejas causas de nuestras irritaciones, no sólo están dentro de nosotros, sino que es nuestro trabajo el superarlas.
Nuestras reacciones coléricas hacia los demás nos tienen que servir para descubrir nuestros propios puntos débiles y, una vez identificados, aunque sea parcialmente, siendo conscientes de su entidad, estaremos en condiciones de aprender para seguir avanzando en nuestro camino.
Este principio y sus repercusiones están estrechamente vinculados con el primero. La irritación es un estado de desarmonía que proviene de diferentes fuentes, pero principalmente de sentimientos de cólera o de ira, que a su vez son generados porque queremos controlar y dominar todas las situaciones en que sucesivamente nos vemos inmersos, de forma que cuando vemos la posibilidad de que se nos escape la dirección de los acontecimientos experimentamos bronca, rabia, odio, ira, cólera. Todo esto nos produce un estado de alejamiento de nuestro Yo Superior y de la Conciencia Universal del Amor Divino.
Cuando nos sintamos furiosos o irritados por algo, recordemos esto, analicemos el motivo que nos irrita, contemplemos qué pequeño es y la intrascendencia que tiene ante tantas situaciones y personas buenas, nobles y bellas que nos rodean. Pensemos que esta furia nos cierra y no nos permite expresar el amor de forma incondicional, separándonos de nosotros mismos, de Dios, de los hermanos, de la creación.
Una vez más tengamos presente que muchas causas convergen hacia un determinado efecto. Las muchas causas no las podremos nunca conocer en su totalidad pero el efecto, lo que nos
está pasando, podemos, con las mediaciones que venimos mencionando, comprenderlo como un escalón para nuestra evolución y la de quienes nos rodean. No culpemos a los demás ni busquemos los motivos de nuestra ira en causas externas a nosotros, ni pretendamos indagarlo todo.Recordemos que lo que pensamos y sentimos respecto de los demás es un reflejo de nosotros mismos. Asumamos entonces por nuestra cuenta la responsabilidad y el control de nuestra propia vida en la medida de lo humanamente posible, desechando la omnipotencia e interiorizando la idea de que, las complejas causas de nuestras irritaciones, no sólo están dentro de nosotros, sino que es nuestro trabajo el superarlas.
Nuestras reacciones coléricas hacia los demás nos tienen que servir para descubrir nuestros propios puntos débiles y, una vez identificados, aunque sea parcialmente, siendo conscientes de su entidad, estaremos en condiciones de aprender para seguir avanzando en nuestro camino.
Del Master Reiki, Roberto Arrigoni
