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martes, 8 de febrero de 2011

LOS ENCUENTROS NO SON CASUALES

Hola a todos!!!
Cuando estuve en Chile, tuve oportunidad de leer un pequeño libro LOS ENCUENTROS NO SON CASUALES, de Kay Pollak (cineasta y escritor sueco) y me gustó mucho porque me di cuenta de que mucho de lo que dice yo lo practico. Pero también encontré algunas pautas que no las tenía registradas y me parecieron muy buenas. Me hizo pensar.
Es un libro de 3 capítulos y, al final, tiene un resumen práctico.
Me gustaría poder sintetizar cada capítulo antes de transcribirles el resumen. Veré cómo lo hago. Es algo extenso pero vale la pena!

Un beso,



INTRODUCCIÓN
El tema del que trata es conocer a otras personas y crecer como adulto mediante tu encuentro con ellas.
Está destinado a todos los que conocen a otras personas y trabajan con ellas. Por cierto, este libro será útil para todo aquel que desee aumentar su conocimiento de sí mismo y crecer mediante el encuentro con el prójimo.
Deseo que resulte valioso en tu vida diaria y en la de tus familiares, amigos y compañeros de trabajo. Espero que los ejercicios te enriquezcan y contribuyan a mejorar el clima interpersonal.
Es, quizás, el curso más corto que existe en la actualidad sobre cómo tomar parte -de una manera nueva y personal- en la creación de un mejor entorno para ti mismo y para la gente que conoces, y qué puedes hacer para sentirte mejor y conectarte más contigo mismo y con los demás.

PRIMERA PARTE

ENCUÉNTRATE EN TU PRÓJIMO
Todo aquel al que conozco es mi maestro.
He descubierto que ésta es una verdad absoluta.
Haz la prueba de leer de vez en cuando, en voz baja, este pensamiento:
Tengo algo que aprender de cada encuentro con otra persona.
Con esta actitud, cada encuentro se vuelve más apasionante, gratificante y placentero para ambos.

UN PENSAMIENTO FASCINANTE
Sólo imagina...
Todo aquel al que encuentro es enviado con un propósito.
Lee con cuidado:
Puedo aprender de los demás y voy a hacerlo.
Todos han sido enviados a mí para que practique.

PROYECCIÓN
En lugar de vernos a nosotros mismos, a menudo culpamos a los demás.
A esto se lo llama proyección. Proyectamos en los otros los problemas que tenemos en nuestro interior. Transferimos nuestros propios problemas a alguien inocente y, al hacerlo, evitamos mirarnos a nosotros mismos. Todos hemos hecho esto ante situaciones difíciles. Y todos nos hemos visto sometidos, en mayor o menor medida, a la proyección de los adultos cuando éramos niños.

UN CRECIMIENTO INTERIOR PODEROSO
Seguramente, en ocasiones te sientes disgustado, alterado e irritado. La próxima vez que te sientas disgustado, enojado, alterado o irritado con respecto a alguien de tu entorno, toma distancia y di para tus adentros:
La razón de mi disgusto no es la que pienso que es.
Esta sentencia actúa como una llave. Te da la posibilidad de verte a ti mismo en lugar de culpar a los demás. Una vez que hayas encontrado un ejemplo de esa situación - y de verdad sientas que viene al caso - , pronto encontrarás muchos ejemplos más...

UNA VERDAD ABSOLUTA
La realidad y mi concepción de la realidad no son idénticas.
Hay otras formas de ver y de interpretar.
Soy el único responsable por la forma en que elijo interpretar lo que veo.

TU SER VERDADERO
En lo profundo de tu ser está la perfección.
En lo profundo de tu ser está la persona que debes ser.
Tu Ser Verdadero está siempre allí, dentro de ti.
Todos tenemos nuestro “Ser Verdadero”.


UN INTERVALO SIN NEGOCIACIONES
Aquí tienes un ejercicio entretenido, si trabajas con otras personas.
Pónganse de acuerdo en el grupo para hablar sin usar la palabra “no” durante un breve período de tiempo por día, a lo largo de una semana.
Ejemplo: todos los días, en toda comunicación que se realice entre las diez menos veinte y las diez en punto (¡para empezar, sólo veinte minutos!), se debe excluir la palabra “no”. Se van a divertir. Se van a reír mucho con las paráfrasis disparatadas de cada uno.
Al principio se necesita mucha concentración.


IMÁGENES POSITIVAS
Es útil saber que las oraciones que contienen la palabra “no”, tienen una gran influencia en nosotros.
Ejemplo: estás con un niño de cuatro o cinco años que está aprendiendo a andar en bicicleta. Están en un sendero angosto y desparejo. Un poco más adelante, hacia un costado, hay un pozo. Estás parado detrás del niño, sosteniendo el asiento y a punto de soltarlo. Gritas al oído del niño: “¡No te metas en el pozo! ¡Mira el pozo frente a ti! ¡Por Dios, no vayas hacia allí!”

Quizás sería mejor decir:
“Pronto te voy a soltar. Vas a manejar por el centro del camino. Vas a manejar derecho hacia delante sin problemas. ¡Buena suerte!
La imagen positiva siempre está allí.

BUSCA LO BUENO
¿Has sentido alguna vez que te resulta muy difícil cambiar tu actitud hacia una persona en particular? A mí me ha pasado. Le puedes decir mil veces a tu mente: “Mañana voy a ser justo con Smith e intentaré llevarme mejor con él”. Pero igualmente, por varias razones, reincides con facilidad en el mismo comportamiento de antes y vuelves a sentir que fracasaste. Intentas cambiar tu comportamiento... y no lo logras. Quieres mejorar las cosas, pero aparentemente no puedes.
Lo único que puedo cambiar es mi forma de pensar.
Elige a una persona a quien, en ocasiones, te resulte difícil tratar. Fórmate una imagen de ella en tu mente. Siéntate tranquilo, viendo a esa persona con tu ojo mental. Mantente en contacto con todo lo bueno que hay dentro de ti. Concentra tus pensamientos en una característica positiva de esa persona. Tómate tu tiempo para encontrar ese aspecto positivo, aunque te resulte difícil. Vas a encontrar algo.
Algo es seguro: la próxima vez que te encuentres con esa persona tu comportamiento va a ser distinto.

LOS PENSAMIENTOS SON CREATIVOS
Lo que voy a buscar y encontrar en otro ser humano es lo que espero de él. Veré lo que quiero ver.
Mis pensamientos sobre otra persona son creativos. Lo que pienso de alguien fácilmente tiende a hacerse realidad. Cuando espero algo de alguien, procuro de varias maneras que se ponga de manifiesto. A esto se le llama el efecto Pigmalión.
Mis pensamientos son creativos.
Si pienso de alguien: “Es un pesado”, pronto y fácilmente, en forma inconsciente, él confirmará que estoy en lo cierto y se pondrá “pesado”.
¡Lo fabuloso de todo esto es que puedo cambiar mis pensamientos sobre cualquiera!
Di para tus adentros una y otra vez a lo largo del día:
Soy responsable de mis propios pensamientos.
Puedo cambiar lo que pienso de mí mismo.
Puedo cambiar lo que pienso de los demás.
Esta es una verdad innegable y, de hecho, revolucionaria.
Puedes cambiar tus pensamientos.

BUENOS RUMORES
Haz circular rumores de cosas buenas. ¡Haz circular buenos rumores!
Hazlo para sentirte mejor. Sí, lo digo en serio. Hazlo para sentirte mejor. Inténtalo.
Haz circular buenos rumores sobre tus colegas, pacientes, clientes, alumnos... ¡Habla mucho y con frecuencia sobre lo que es cierto y bueno! Esta es una forma de transformar el mundo. Al mismo tiempo experimentarás la alegría de estar acompañado por buenos pensamientos.

UN MEJOR AMBIENTE DE TRABAJO
Crea patrones positivos. ¡Destruye los negativos!
A continuación explico un método que puedes aplicar para mejorar la atmósfera de tu lugar de trabajo:
- Toma la decisión de que quieres cambiar la atmósfera.
- Toma la decisión de comprometerte a hacerlo. No le digas a nadie lo que estás planeando.
- Elige un lugar tranquilo de tu casa. Siéntate en paz y en silencio y concentra tus pensamientos en alguien. Puede ser una persona que te desagrade y con la que ahora quieres cambiar la relación. También puede ser un colega, un paciente o un alumno con el que no te llevas bien y con quien te gustaría mejorar las cosas. Llamémoslo “X”.
- Haz una lista de las cualidades positivas de “X”. Encuentra aspectos en los que, con toda sinceridad, puedes decir que “X” se destaca. Anótalos prolijamente. Cada ítem de la lista es algo que francamente piensas de “X”. Es posible que veas y oigas muchas cosas negativas de “X”, pero en este momento no les prestarás atención. No las niegas, pero ahora te estás concentrando en otras cosas. Te estás concentrando solamente en lo positivo.
- Una vez que tengas tu lista de cualidades positivas de “X”, descubrirás que hay cosas que puedes apreciar e incluso admirar y agradecer en esa persona.
- AHORA ELIGE UN ÍTEM de tu lista.
- Piensa en esa cualidad y luego... un día, cuando estés en tu trabajo, o en algún otro contexto en particular... cuando “X” no esté presente... le dirás a alguien:
- “Sabes, creo que “X” es fantástico en...
Lo que digas debe ser algo que sientas de verdad.
Si la persona con la que estás hablando reacciona en forma negativa, NO RESPONDAS. Déjalo ser. Libéralo.

UN RECORDATORIO
Con frecuencia, lo que pienso de otro ser humano está más relacionado con lo que hay dentro de mí que con lo que hay dentro de esa persona.
Lo que pienso de otro ser humano habla más de mí mismo que de la otra persona. Este texto puede servir como recordatorio:
Lo que Pedro piensa de Pablo
A menudo dice más de Pedro
Que de Pablo.
O si quieres, reformúlalo de la siguiente manera:
Lo que pienso de Pedro
dice más de mí mismo
Que de Pedro.
O quizás puedas decir algo así:
Es en mi mente
Donde se crean mis pensamientos.
Lo que pienso de ti
Pone de manifiesto algo de mí.
Lo que pienso de ti
No dice nada de ti.

PENSAMIENTOS VERDADEROS Y FALSOS
Recuerda a alguien que conozcas. De inmediato tendrás algún pensamiento sobre esa persona. Es instantáneo.
¿Y si cada pensamiento que tienes sobre otro ser humano pudiera aumentar lo que es verdadero de esa persona o lo que es falso (la imagen, la ilusión, la fantasía?)
Y si no existieran pensamientos neutrales sobre los demás? Para mí eso se ha transformado en la verdad.
Lee con frecuencia la siguiente frase:
Cada pensamiento mío agrega algo a lo verdadero o a lo ilusorio.
Cada pensamiento mío aumenta la verdad o la falsedad.
Recuerda con frecuencia que ninguna otra persona piensa tus pensamientos. Tú eres el único responsable de ellos.
De vez en cuando, durante el día, repite para tus adentros:
Soy responsable de mis pensamientos.

SIETE PALABRAS DE ORO
El siguiente ejercicio puede ser el que te resulte más extraño.
La próxima vez que te sientas criticado, usado o atacado por un colega, un paciente, un cliente, un alumno, tu hijo o tu hija adolescente... prueba con estas

Siete Palabras de Oro.
Inhala profundamente y al espirar dile con calma a esa persona:
Hay algo cierto en lo que dices.
Lo que experimentarás será milagroso. ¡Ambos sentirán alivio!
Las mejores oportunidades para practicar este ejercicio se presentarán con la persona con quien elegiste vivir. ¡La has elegido para aprender buenas lecciones! En tu relación de pareja, habrá días en los que tendrás que inhalar muy profundamente antes que realmente puedas llegar a decir con calma mientras exhalas: Hay algo cierto en lo que dices.
Practica una y otra vez. Gradualmente podrás comenzar a aceptar la antigua verdad:
No puedes cambiar a otro ser humano.
Al único que puedes cambiar es a ti mismo.

VER LA VERDAD
La próxima vez que te encuentres con alguien que esté irritado, furioso o alterado, o que actúe con arrogancia, ironía y agresividad, recuerda con calma lo siguiente:
Una persona que se siente bien nunca tiene necesidad de atacar ni de ridiculizar a nadie.
Ante ti tienes a una persona que en este momento no se siente bien.
Por lo tanto, la próxima vez que te encuentres con alguien alterado, arrogante, agresivo... haz la prueba.
Las peleas nunca empiezan con lo primero que se dice.
Empiezan con lo segundo.

TENGO ALGO QUE APRENDER
La próxima vez que te sientas alterado, irritado, furioso, agotado y cansado con respecto a un colega (paciente, cliente, alumno, socio...) prueba decirte cuidadosamente a ti mismo (esto demandará una buena disposición de tu parte):
Lo que está ocurriendo en este momento
está ocurriendo porque tengo algo que aprender.

No digo que sea fácil. Pero cuando culpamos a otros por algo que está sucediendo, es posible que estemos transfiriendo –proyectando- nuestro propio problema a un inocente.
Sólo yo elijo si quiero transferir mi enojo a otro ser humano, o si quiero entender y encontrar las razones de ello en mi interior. Si quiero aprender algo –de mí mismo- y crecer.

HAY ESPERANZA
Algo que me ha resultado muy cierto es lo siguiente:
Cuando critico a alguien
No veo a la persona en su integridad.
En lo profundo de nuestro ser todos sabemos esto.
No digo que sea fácil. Pero la verdad es que cada vez que critico a alguien no veo a la persona en su integridad. Sólo reparo en un fragmento minúsculo de él o ella.
Si tengo la oportunidad de ver a la persona en su integridad, toda su historia, sus sufrimientos, desgracias, sueños y esfuerzos, no podré criticarla ni burlarme de ella. Puedo reprobar o criticar las acciones de alguien, pero tendré una actitud abierta y entenderé a esa persona una vez que tenga la oportunidad de verla en su totalidad. Es notable, pero es verdad.

PREJUZGAR A LOS DEMÁS
Cuando menosprecio o prejuzgo a otra persona
Ya sea un niño o un adulto,
En realidad me estoy haciendo daño a mí mismo.
Cuando prejuzgo y menosprecio a una persona quedo atrapado de varias maneras. Me resulta más difícil tener una actitud completamente abierta hacia ella, mirarla a los ojos con una apertura maravillosa. Lo mejor de mí ya no brilla espontáneamente hacia ella. Comienzo a evitarla. Se instala el “distanciamiento”. Me siento horriblemente mal y con culpa. En lo profundo de mi ser sé que estoy divorciado de lo mejor de mí. Esa persona y yo nunca podremos “bailar juntos”.
Cuando “señalas con el dedo índice” a alguien y lo condenas, lo acusas o lo culpas, tiendes a olvidar que hay tres dedos que te señalan a ti.

ATAQUE-MIEDO
En ocasiones atacamos a otras personas. ¿Qué pasaría si siempre sintiera miedo cuando esté ante alguien a quien en el pasado ataqué de alguna manera?
He comprobado la siguiente verdad:
Siempre le temeré a quien he atacado.
¿Qué quiero decir con atacar a otro ser humano?
La calumnia, por ejemplo, es un ataque. Hacer comentarios despectivos sobre alguien es un ataque. Ridiculizar a una persona y mostrarse irónico respecto a ella es atacarla. Tener pensamientos negativos y condenatorios sobre otra persona es atacarla. Cuando ataco a alguien, siempre genero culpabilidad en mi interior.
Culpar y acusar a alguien también es atacarlo, y así sucesivamente...
Aceptar con calma el significado de “Siempre le temeré a quien he atacado” es revolucionario. En definitiva, sólo se trata de nuestra propia salud.

ESTAR ILUMINADO
Probablemente, en lo profundo de nuestro ser, sepamos que cuando pensamos algo negativo, enjuiciador y ridiculizante sobre alguien, en realidad eso dice algo de nosotros mismos.
Por detrás de cada pensamiento negativo que tengo sobre otra persona acecha dentro de mí cierta forma de miedo.
¿Tal vez cuando me asaltan pensamientos negativos sobre alguien, lo que sucede es que esa persona me recuerda un aspecto de mí mismo que no quiero ver; algo que temo descubrir en mí mismo, una parte de mí que niego y reprimo?
En ocasiones se dice (como una suerte de axioma psicológico) que:
Actúo en forma burlona y agresiva en mi exterior con respecto a lo que niego y reprimo en mi interior.
Conocer esta “ley” humana, y lograr ver cómo opera en uno mismo, es la condición más importante para estar “iluminado”.
Sin lugar a dudas, cuando me resulta fácil aceptarme a mí mismo, se me hace más fácil aceptar a los demás.
¿No será que cuando me ocupo de condenar o atacar a otra persona en realidad estoy hablando, de un modo peculiar, sobre mí mismo?
Al condenar a los otros revelo mucho sobre mí.

QUÉ PIENSO DE MÍ
Lo que pienso de mí mismo también se convierte fácilmente en realidad.
Si por la mañana pienso: “Hoy va a ser un día difícil”, el día suele ser así. Al tener ese tipo de expectativas negativas, mi subconsciente se carga de imágenes negativas. Mi subconsciente me gobierna y quiere hacer lo que se le indica; por lo tanto, cumple la orden.
En cambio, si por la mañana elijo visualizar (imaginar) imágenes muy diferentes a ésas y me lleno de escenas positivas, en las que me veo a mí mismo en distintas situaciones maravillosas, el día resultará mucho más parecido a estas imágenes.
Lee con atención lo siguiente:
Cada uno de mis pensamientos
Genera un recuerdo en mis células.
Puedo elegir lo que pienso de mí mismo.
Soy el único responsable de mis pensamientos.

LA IRA
La ira es una emoción tan aceptable como cualquier otra.
El tema es: ¿qué hago con mi ira?
He observado que, cuando me pongo furioso con alguien, lo que hago es proyectar mi ira en un inocente. Eso no es constructivo.
Cuando sentimos ira, casi nunca somos conscientes de cuál es la verdadera causa del enojo.
Tal vez la causa sea la siguiente:
Cada vez que me enojo, intento hacer que otro se sienta culpable.

IRA-MIEDO
Detrás de todo enojo hay cierta forma de miedo.
La próxima vez que te encuentres con alguien que esté realmente furioso, enojado y disgustado, pregúntate:
¿A qué le teme tanto esta persona?
Detrás de la ira siempre hay una persona que clama por ayuda. Todo enojo es en verdad un grito desesperado pidiendo ayuda.
Todos los gritos de furia y enojo son ejemplos de impotencia. Sólo gritamos cuando no entendemos nuestra propia furia.
Todo acto de violencia es una expresión de impotencia. Sólo golpeamos cuando no entendemos nuestra propia ira.

VER DE VERDAD
Ejemplo: Ves atravesar la discoteca a un muchacho que aparenta ser duro e indiferente. Ves la máscara, el velo que esconde su inseguridad, su miedo. Dentro del joven late con fuerza un corazón agitado. Pero él no quiere demostrarlo. Se protege colocándose la máscara de “duro”. Una especie de armadura. Esta máscara es su expresión “falsa”. Su escudo.
Con este simple ejemplo puedes ver lo siguiente:
Cada máscara es una defensa, una súplica, un grito de socorro.
Si puedes ver eso, entonces verás la verdad. Eso es ver de verdad.
Sin embargo, si reaccionas ante la máscara y la actitud de dureza con miedo o desprecio o, incluso, con admiración, estarás reaccionando ante algo que es “falso”. No estás viendo la verdad. Eres víctima de una mala interpretación.
También es obvio que eres tú quien elige cómo interpretar lo que ves. Eres tú quien elige si quieres ver la verdad cuando miras al muchacho o si quieres reaccionar ante su máscara: lo falso.
Cuanto más grande sea la máscara que ves, mayor será el grito pidiendo socorro.

Hasta aquí la primera parte.
Mientras tanto, reflexiona de vez en cuando en qué estaría pensando Shakespeare cuando escribió lo siguiente:
No hay cosas buenas o malas,
Sólo el pensamiento hace que se las considere como tales.

KAY POLLAK

Continuará...


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